RHAEGAR
Bajó
al patio de armas de la Fortaleza Roja, ya que era un lugar ideal para entrenarse
con la espada, algo que le encantaba; de hecho, era sin duda el mejor y cuando
contaba sólo diecisiete años había sido nombrado caballero. Sin embargo, si le
daban a elegir entre una lanza y un arpa bien afinada, elegiría esta última sin
pensar. Su padre, Aerys II Targaryen, monarca de los Siete Reinos, no estaba
muy de acuerdo con las inclinaciones de su primogénito. Rhaegar se consideraba a
sí mismo un buen heredero y, aunque no lo decía en voz alta, sabía que llegaría
a ser mejor rey que su progenitor. Cumplía con los requisitos que se le exigían
a un gobernante: fuerza, astucia, sentido de la justicia y, por qué no, un
punto de sensibilidad de la que su padre había empezado a carecer con el paso
de los años. Según se rumoreaba, Aerys sufría de una demencia progresiva fruto
del secuestro que sufrió durante seis meses en el Desafío de Bosquesombrío.
Aerys ya rondaba los cuarenta años y su pelo plateado, tan característico de la
familia, se mostraba descuidado y amarillento, la barba aparecía larga y sucia
e incluso había prohibido que se le cortasen las uñas. A todo ello se añadían
las numerosas cicatrices y heridas provocadas por las afiladas espadas que
formaban el Trono de Hierro y que le valían a Aerys el sobrenombre de Rey Costra. El aspecto no era
precisamente el que se esperaba de un rey poderoso como él. Rhaegar lamentaba
la situación y no veía el momento en el que heredaría el poder.
Pensaba
en todo esto durante el entrenamiento porque observaba impotente languidecer el
antiguo poderío de los Targaryen, mientras los enemigos parecían fortalecerse
aprovechando el estado de salud de Aerys. Uno de los más peligrosos era Lord
Tywin Lannister, Mano de su padre desde hacía unos catorce años. El señor de
Roca Casterly y el monarca tenían una relación algo tensa desde que Aerys
empezara a enfermar: sentía unos celos enfermizos hacia Tywin y se decía que
había estado enamorado de Joanna Lannister, prima y esposa de Lord Lannister,
fallecida en el parto de su tercer hijo, el deforme y enano Tyrion. Pero existía
otra razón más poderosa para la mala relación entre ambos: Aerys rechazó a
Cersei, hija de la Mano, como candidata a ser la esposa del heredero, matrimonio
que habría culminado una vieja ambición del Lannister de sentar a uno de su linaje
en el Trono de Hierro. Rhaegar había visto a esa muchacha por la Fortaleza
Roja, y era un ser espectacular: cabello rubio como el oro, esbelta y
bellísima. A veces se preguntaba qué habría sido de su vida junto a una mujer
como aquélla… Su esposa, Elia Martell, no se podía comparar con Cersei, pero
era cariñosa y buena madre. Su salud era demasiado delicada, lo que le impedía
muchas veces abandonar sus habitaciones. Rhaegar se sentía muy solo en esas
ocasiones, inundado por la melancolía. En esos momentos, abandonaba Desembarco
del Rey y se marchaba a las ruinas de Refugio Estival acompañado únicamente de
su arpa. Era un lugar triste y mágico a la vez: su incendio había ocurrido el
mismo día que Rhaegar nació, por eso existía una fuerte conexión con ese sitio
ruinoso y bello al mismo tiempo, el cual le inspiraba sus mejores composiciones
poéticas y musicales.
Dejó
la espada a un lado, secándose el sudor con el puño del jubón. Elia estaba otra
vez enferma, pero quería resistirse a marcharse de nuevo a Refugio Estival,
porque ella siempre lo interpretaba como un acto de cobardía, un abandono ante
una situación que él no podía controlar ni tampoco parecía querer remediar. Rhaegar
sabía que su esposa estaba en lo cierto… El día que su padre le anunció el matrimonio
con la princesa dorniense respiró tranquilo: no tendría que desposar a ninguna
de sus parientes cercanas, probabilidad que Aerys contempló ante la
inexistencia de una hija que casar con su propio hijo. Sin embargo, a pesar de
que Elia era una muchacha bonita, le faltaba el apasionamiento que él sentía
por la vida y por el amor. Un matrimonio de conveniencia nunca le aportaría lo
que su corazón y su cuerpo necesitaban… Y lo más triste era que, en su fuero
interno, sabía que jamás lo experimentaría. Con veintidós años ya había
renunciado a vivir la dicha del amor verdadero.
Muy bonita esta presentación del melancólico heredero :)
ResponderEliminarme ha gustado mucho el dato de Bosquesombrío, no lo recordaba :)
Gracias por el comentario :) Sí, lo de Bosquesombrío lo encontré después y por eso varié la primera versión del capítulo, además de lo de Jaime que tú leíste, ya que aún no había sido hecho Capa Blanca.
ResponderEliminarte perdono lo de Jaime, porque sé que después viene el momentazo :"Que bueno está Jaime" en la cabeza de Ned jajaja
EliminarJaja... Y otro momentazo "Qué bueno está Jaime" en la cabeza de Rhaegar. Es el terror de nenas y nenes este chico...
EliminarGenial!! No sabía mucho de Rhaegar y me parece un magnífico capítulo de presentación ^^. Me alegro de haberte dado tanto la brasa para q escribieses este fic :)
ResponderEliminarGracias por el comentario y por haberme dado la brasas. Así me estoy enterando de un montón de cosillas.
EliminarGenial!! No sabía mucho de Rhaegar y me parece un magnífico capítulo de presentación ^^. Me alegro de haberte dado tanto la brasa para q escribieses este fic :)
ResponderEliminarHay que ver la de cosas que se aprenden sobre CHYF contigo.
ResponderEliminarMe fascina tu manera de escribir.
¡Quiero más!
Un beso.
¡Gracias por comentar! Yo también estoy aprendiendo un montón y descubriendo cosas que no sabía. Trabajo de investigación puro y duro para intentar ser respetuosa con el original, no se me queje el Martin, jajaja.
EliminarUn besico.
¿Cómo decírtelo? Me encanta. Me encanta. Me encanta. Una gran presentación de Rhaegar y su personalidad. Muy bien. Estoy ansioso por leer más *_* (PD: Soy @RhaegarTargy xD)
ResponderEliminar¡Gracias por comentar! Pronto habrá nuevo capítulo :)
EliminarAish Rhaegar, mi punto débil xD por algo soy _Lyanna_
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato, al principio me extrañe un poco al leer que al príncipe le gustaba mucho practicar con la espada, pero luego dejas bien claro por lo que verdaderamente se decanta ^^, es genial.
Siempre he querido saber que pasó antes de la rebelión de Robert, a ver que nos cuentas según creas que sucedió, aunque me da que coincidiremos más de uno con lo "sucedido". ¿Para cuando el próximo fic? xD
¡Gracias por el comentario! No te pierdas el próximo capítulo...
EliminarPues no conocía a, Rhaegar, cuantos personajes me parece adorable y atrayente, deseo saber más de él y de los Targaryen, gracias por este interesante capítulo Athena, a ver que nos depara el futuro de este poético personaje, por cierto pobre rey Aerys, que trauma lo del trono, y yo que quería tomarme una foto sentada en el jaja, besitos y felicidades amiga.
ResponderEliminarSon personajes del pasado, pero fundamentales en un futuro :)
EliminarPues sin conocer el pasado ni de lejos, me ha encantado la introducción que has hecho, la presentación de este personaje joven y apasionado, atrapado en un futuro nada esperanzador, buen trabajo Athena, intentaré conocer un poco más esta historia y no perderme, porque ya sabes que me pierdo un poquitínnn al no haber leído los libros, pero disfruto igualmente con estas historias épicas, ¡de lo lindo!
ResponderEliminarBesis!
Muchas gracias por comentar. Irás familiarizándote con los personajes, no te preocupes :)
EliminarQué gran introducción para Rhaegar, Athena! :) Me encanta tu estilo al describir y aunque yo tampoco sé mucho aún de Rhaegar, hasta la fecha siempre me ha parecido un personaje bastante fascinante y misterioso y parece ser que contigo voy a aprender muchas cosas interesantes :P
ResponderEliminarMuchas gracias por este capítulo, y a por el siguiente!! ;)
Gracias a ti por comentar :) A ver cómo evoluciona la cosilla.
Eliminarperdon...disculpen mi ignorancia..estos no son capitulos oficiales....
ResponderEliminarNo, como se indica arriba y en la presentación, es un fanfic. En él recreo lo que pudo ocurrir basándome en distintas teorías y en datos que hay en blogs y webs sobre el tema :)
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