RHAEGAR
A
Elia parecían no importarle las molestias del embarazo: deseaba con toda su
alma salir de la Fortaleza Roja y distraerse y Rhaegar lo sabía. La invitación
al torneo de Lord Whent fue una excusa
perfecta para abandonar el encierro al que su estado la tenía sometida y por
eso formaba parte del cortejo que acompañaba a Rhaegar. También se unió al viaje
Aerys, algo extraño ya que llevaba años sin salir de Desembarco del Rey.
Rhaegar sospechaba que su padre había decidido ir a Harrenhal porque Varys le
informó del contenido de la extraña nota que recibió hacía unas semanas. No
sabía quién la había mandado y estaba expectante por el misterioso encuentro.
¿Y si era una trampa? Debía ser cauto en ese aspecto.
La
comitiva ya había llegado al castillo, que presentaba un aspecto imponente a
pesar de tener algunas partes en estado ruinoso. Las cinco torres se recortaban
contra el cielo azul claro. Su color oscuro le daban un aspecto fantasmagórico
y hacían a Rhaegar pensar en el momento en el que su antepasado Aegon el
Conquistador prácticamente destruyó la fortaleza con el fuego de su dragón,
Balerion. Reyes poderosos de épocas pasadas. La melancolía empezaba a adueñarse
de él y en su cabeza empezaron a surgir notas musicales para interpretar con su
arpa…
A
las puertas del edificio estaban esperando Lord Whent y su esposa. Con una
reverencia saludó al rey Aerys y al resto de la familia real. Los criados se
ocuparon de los caballos y equipajes, así que los Targaryen pasaron al interior
para ser acomodados en sus habitaciones. Elia y Rhaegar entraron en la estancia
reservada para ambos. La mujer estaba agotada por el viaje, así que prefirió
quedarse descansando después de tomar un baño. Rhaegar pensó dar un paseo por
Harrenhal, pero su cabello blanco podía delatarle, así que optó por salir con
la cabeza cubierta para pasar desapercibido.
Una
vez que dejó a Elia tranquilamente durmiendo, salió a la calle. El movimiento
era notable y la cantidad de gente se había multiplicado, atraída por la
celebración del torneo. Muchos mercaderes intentaban hacer negocio entre el
gentío que se había desplazado con la ilusión de ver a su monarca en algún
momento. Rhaegar no entendía cómo todavía existían súbditos capaces de amar a un
rey loco como Aerys, aunque la misiva anónima demostraba que había partidarios
de que Rhaegar subiera ya al Trono de Hierro. Desde que su padre empezara a
sufrir delirios, el príncipe se había estado intercambiando mensajes con Aemon
Targaryen, Maestre en la Guardia de la Noche y tío bisabuelo suyo. En ellos le
preguntaba si él era “El Príncipe que fue Prometido”, Azor Ahai, el que
renacería para luchar contra la oscuridad cuando ésta volviese. Aemon aseguraba
que sí, pero ahora que Elia estaba embarazada parecía claro que ese bebé estaba
llamado a convertirse en el Príncipe esperado. Rhaegar sólo deseaba que las
extravagancias de su padre no llevaran a los Targaryen a la desgracia. Algo en
su interior le decía que el fin de la dinastía de los dragones estaba cerca.
Pues ya han llegado todos! Ahora... a la espera de ese primer encuentro, estoy deseando ver como sucede.
ResponderEliminarAhora viene lo bueno...
EliminarVaya, cuantos personajes, parece que algo importante va a pasar, voy a leer el otro ya mismo, gracias Athena. ^^
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