LYANNA
Finalizaba
ya el primer día de torneo. A Lyanna le pareció algo aburrido, aunque ver
perder a los hijos de Lord Whent frente a cuatro caballeros de segunda
categoría le hizo reír por dentro. El pomposo señor de Harrenhal sufrió un
golpe en su orgullo, lo que le divertía. No soportaba a la gente que se creía
superior a los demás. Para completar el tedioso día, los tres caballeros cuyos
escuderos atacaron a Howland Reed ganaron sus respectivos combates. Nada era
como ella esperaba… Pero al menos tenía el aliciente de ver de nuevo al príncipe.
Mientras se celebraban las competiciones de esa jornada, Lyanna no podía
resistir la tentación de mirar de vez en cuando hacia el palco real. El joven
estaba siempre acompañado de su esposa embarazada y de su horrible padre. Entre
ellos, Rhaegar destacaba por su belleza y porte. Tenía además una expresión tan
dulce y melancólica a la vez que despertaba en Lyanna el deseo de abrazarlo y
darle cobijo. Era como si desprendiera un perfume cargado de tristeza que la
atrajera irremediablemente.
Todo
esto no la hizo olvidarse de sus planes con Benjen. Durante las justas quiso
convencerlo de que esa noche debían pedir el plato más extraño que hubiera en
el hospedaje, cuidando de que ninguno de los demás también lo pidiera. La idea
era evitar ir al día siguiente al torneo con la excusa de encontrarse mal, y
tenían que estar enfermos ambos para poder llevar a cabo su objetivo. Finalmente
lo consiguió y allí estaban, a punto de cenar algo que ni sabían qué era.
Benjen la miró con cara de pocos amigos, jurando venganza con los ojos por
hacerle comer aquella cosa repugnante. Lyanna temió caer enferma de verdad,
porque lo que había en el plato no tenía buena pinta. Respiró hondo, sonrió a
sus hermanos mayores y a Robert y empezó a comer aguantando la respiración.
Bran la observaba divertido. «Sois unos caprichosos. A saber qué es eso que os
estáis echando al estómago. Esta noche os veo yendo a las letrinas a cada
momento.» Lyanna se mostró digna, bebiendo agua a cada bocado, aunque poco a
poco se fue acostumbrando al sabor del potingue. “Pues no está nada mal,
querido hermano”, contestó. «¿Quieres un poco?», le dijo al tiempo que le
acercaba una cucharada a la boca. Brandon apartó la cara asqueado, mientras que
Robert estallaba en carcajadas. Benjen comía como si fuera su última cena, con
ansia por acabar. El único que no parecía divertirse con todo eso era Ned.
Lyanna adivinaba por su gesto que sospechaba algo y eso no le convenía.
Tras
la cena, todos se fueron a sus habitaciones. Robert acompañó a Lyanna hasta la
puerta, como hacía todas las noches, y la besó con más ganas que nunca,
mientras la abrazaba con fuerza. «Descansa, mi querida Lyanna. Y sueña conmigo
como yo lo haré contigo.» Ella bajó los ojos sintiendo de nuevo la culpabilidad
en su corazón.
Se acerca el momento de conocer lo que traman los hermanos más pequeños!
ResponderEliminarJeje, lo mejor está por venir.
EliminarHay Lyanna pisa terreno peligroso, pero como resistirse jeejee, esos hermanitos son tremendos jaja, besitos amiga. ^^
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