Dentro
del carruaje que trastabillaba por los caminos pedregosos, la joven estaba
nerviosa por el inminente encuentro con su esposo. Iba hacia Invernalia desde
su hogar, Aguasdulces. No lo había vuelto a ver desde hacía un año, el tiempo que
duró la horrible Guerra del Usurpador. La noche de bodas fue el único momento
de intimidad que había tenido con él, puesto que al día siguiente el muchacho había
partido para unirse a Robert Baratheon. Sin embargo, esas horas de inseguridad
y primeras experiencias amatorias habían dado un fruto espléndido: el
primogénito de la casa Stark. Catelyn miró al bebé que llevaba en sus brazos:
un niño robusto con el pelo castaño rojizo de los Tully. ¡Qué contento se
pondría Ned cuando lo viera! Tras todas las desgracias que había vivido,
encontrarse con un hijo varón sería un alegría. El asesinato de Brandon y Lord Rickard
habían afectado profundamente a Eddard. A estos terribles acontecimientos se
unía ahora la muerte de Lyanna en la Torre de la Alegría, lo que de una forma u
otra harían aún más taciturno el carácter del joven Stark. Catelyn temía
la convivencia con él. ¿Cómo sería tras la guerra? Lo cierto era que tampoco le
había dado tiempo a conocerlo mejor. Una sola noche no era suficiente para
entrar en el alma de nadie. Pero lo que vio en sus ojos le gustó: honor, verdad
y, sobre todo, limpieza. Estaba muy escarmentada tras su experiencia con el
pupilo de su padre, Petyr. Confió en él y le pagó engañando tanto a ella como a
Lysa, su hermana pequeña. ¡Con lo que lo había querido! No le deseaba ningún
mal, pero la distancia que Lord Hoster puso entre ellos fue lo mejor. Recibió
una carta de Petyr semanas después de su marcha de Aguasdulces, pero ella la
quemó sin abrir. Quería dejar ese asunto cerrado del todo. Lo que vino después
no la ayudó a recuperarse del dolor por la pérdida de un ser tan querido: tras
unos pocos meses de ilusión por su próximo matrimonio con Brandon Stark, llegó
la noticia de su asesinato en Desembarco del Rey. Aún sentía su piel erizarse
cuando pensaba en la muerte de su joven prometido y su futuro suegro. ¡Qué horribles
crímenes! Tras aquello, su matrimonio quedó en suspenso, pero su padre resolvió
el problema prometiéndola al nuevo señor de Invernalia. La primera vez que vio
a Ned se sintió decepcionada. No tenía nada que ver con Brandon: no era tan alto
ni tan guapo. Se notaba que había empezado a dejarse barba para ocultar un
rostro aniñado. Pudo haber sido peor: que la hubieran casado con Benjen Stark,
que sólo tenía trece años. Ned era más o menos de su edad, casi un hombre ya.
Un
bache hizo al vehículo tambalearse y sacó a Cat de sus pensamientos. El bebé gimió
por el traqueteo que lo había despertado. Le dio unos suaves
golpecitos en el trasero y lo arrulló para que se durmiera otra vez. Aún no
tenía nombre, porque quería que Ned eligiera el que fuera de su gusto. Era su
padre y le correspondía por derecho, más aún siendo el primogénito. Un varón
sano que aseguraba la continuación de la casa Stark.
La
comitiva atravesó los muros de Invernalia y Cat notó el frío colarse por las
rendijas del carruaje. El clima del Norte era lo que peor llevaba, no se
acostumbraría jamás, pero era su deber estar junto a su esposo. Ya en el
interior del patio, el carro paró y un mozo se acercó para abrirle la puerta.
Cat descendió con cuidado, llevando al niño dormido en sus brazos. Ned estaba
esperándola junto a otro muchacho imberbe que supuso que sería Benjen. ¡Qué
cambiado estaba! La barba era más espesa que el día de su boda y llevaba el
pelo oscuro más largo. Él se acercó con timidez y le plantó un beso en los
labios, que Cat recibió con calidez. Orgullosa, le mostró el bebé. Ver a Ned
sonreír fue un regalo para ella. Ya no era el niño con el que se había casado:
en sólo un año, su rostro se había endurecido, era un hombre. Sintió pena al
pensar que el cambio que contemplaba se había producido a base de sufrimientos
y muerte, por lo que observar sus ojos brillar de alegría y su boca abierta en
una sonrisa la aliviaron. Ned tomó al bebé con cuidado. «Es un niño precioso,
Cat. ¿Cómo se llama?» «No tiene nombre. He esperado a que lo conocieras para
que tú se lo dieras», contestó ella. Él se quedó pensando y dijo: «Robb es un
buen nombre, ¿no te parece? Un pequeño homenaje a mi amigo Robert.» Cat asintió
confirmando la decisión. Se abrazaron y se besaron de nuevo. Benjen tosió
disimuladamente para hacerles ver que no estaban solos. Ned rompió el beso,
sonrojado y Cat bajó los ojos. «Ven, Cat, quiero mostrarte algo.» Dejaron al
niño con un ama de cría y bajaron a las criptas de Invernalia, donde reposaban
todos los ancestros de los Stark, con sus espadas sobre las rodillas. Eddard la
condujo hasta una zona menos polvorienta que se notaba que había sido
remodelada recientemente: eran las tumbas de Lord Rickard, Brandon y Lyanna. Las
estatuas de ellos repetían el modelo de las demás, pero el de ella era
distinto: estaba de pie y llevaba una corona de rosas. Ned ahogó un sollozo.
Catelyn le acarició la espalda para consolarlo. «Fue horrible, Cat, horrible.
Al menos pude traer su cuerpo para que descansara en nuestro hogar.» Le dijo
que Robert lloró como un niño abrazado a él cuando se lo contó. Los dos amigos,
que habían tenido sus diferencias, se reconciliaron en el dolor mutuo. Ahora
Robert estaba casado con la hija de Lord Tywin Lannister.
Salieron
de la cripta para dirigirse al interior de la fortaleza. Al entrar en la zona
privada, Cat vio un ama de cría distinta a la que se había llevado a Robb. Sin
embargo, ésta portaba a un retoño. Ned la detuvo y tomó al niño. «Cat, éste es
Jon Nieve.» ¿Quién era y por qué se lo mostraba? «¿Nieve? ¿Ése no es un
apellido de bastardo, Ned? ¿Quién es su padre y qué hace aquí?» El rostro de él
se puso tenso. «Es mío», contestó secamente. La sangre huyó del rostro de
Catelyn. Entendía que durante un año un hombre tenía sus necesidades, pero
traer a un bastardo a su hogar era más de lo que podía soportar. «Deseo que se
críe como un hermano junto a Robb, mi heredero legítimo. Y no quiero más
preguntas sobre el tema.» El joven no parecía el mismo por momentos. Cat se
revistió de orgullo. «Está bien. Pero no esperes que lo quiera como a un hijo.»
Observó al bebé y sintió una punzada de envidia: era más Stark que Robb. El
pelo oscuro revelaba que era de la sangre de Ned sin lugar a dudas. Luchó por no
llorar y levantó la cabeza con un gesto digno. Amaba a ese hombre por ser una
persona de honor, pero notó que algo se rompía entre ellos justo en ese
momento. El bebé lloró con fuerza cuando Ned lo devolvió a los brazos del ama
de cría. Cat le dio la espalda y derramó amargas lágrimas.
FIN
Oh, no me esperaba un capítulo sobre mí, me siento halagada y todo.
ResponderEliminarLo malo es que este epílogo trae consigo muchas tristezas. Después de todo lo pasado Cat llega con un bebé y con la intención de animar a su esposo para luego encontrarse con un bastardo.
Duro golpe tanto para ella como para Ned, que tiene que soportar que su matrimonio quede en la cuerda floja por la promesa que le hizo a Lyanna.
Menuda idea que tuvieron los dos tortolitos al fugarse, y pensaban que todo iba a salir bien. Rechazan el deber por el amor y al final... trae consigo la saga de CdHyF. En el fondo tendremos que estarles agradecidos.
Te ha quedado genial este fic, Athena :) Realmente muy bueno, largo y entretenido. Incluso intrigante en muchas ocasiones y eso que sabíamos ya cómo iba a acabar. Me pena que ya haya terminado pero espero que algún día nos deleites con otra historia.
Ha sido fantástico compartir contigo todos estos momentos, Athena. Me ha encantado... y me da mucha pena que se acabe. Pero claro, aquí ya empieza nuestra saga preferida :)
ResponderEliminarFelicidades, guapa. Te ha quedado genial n_n
Muchas gracias por haber seguido el fic. Era complicado mantener el interés al ser una historia conocida por los fans de CdHyF, pero creo que he conseguido el objetivo de narrar más o menos lo que pudo pasar y hacerlo de forma entretenida. Que además les guste a los "protagonistas" del relato es más de lo que puedo pedir.
ResponderEliminarUn sincero agradecimiento para todos los lectores y hasta el próximo :)
me encanto pero me siento triste por Jon es injusto todo lo que ocurre bueno fue un interensante interludio para esperar lo que se se viene en vientos de inviernos.
ResponderEliminarJon es un personaje clave en la historia. Ser un bastardo es una desgracia, pero creo que Martin le prepara grandes cosas :)
Eliminar¡Gracias por leer y comentar!
Magnífico final para la historia, dejándola redonda. No sé que decir de ella, excepto que me ha encantado. Has cumplido mis expectativas con creces y ya estoy esperando el próximo fic ^^.
ResponderEliminarMe alegra leer eso. Acepté el reto que me propusiste y al final puede con él, aunque me parecía imposible, sobre todo la parte de la Guerra del Usurpador. No creo que un futuro fic esté a la altura de éste, sobre todo porque toda esta historia tiene mucha enjundia.
EliminarHa sido un placer escribirla y compartirla con todos los lectores.
¡Gracias!
¡¡Genial el final!! Un gran trabajo este fanfic, siempre es un placer leerte! Solo lamento haber tardado tanto en terminarlo...
ResponderEliminarY por cierto... Al fin algo que rompe la felicidad absurda de mi hermana, ¡ja! Ella también se merece sufrir un poco.
Muchas gracias por vuestras palabras, Lady Lysa :) Y sí, Cat siempre tendrá ese espinita clavada...
EliminarMe encanta todas tus historias espero q sigas escribiendo tienes un gran talento
ResponderEliminarMuchas gracias por leerlas y disfrutarlas :)
EliminarLlevo tres semanas recorriendo tus escritos y quiero escribirte para felicitarte, por tu talento y dedicación.
ResponderEliminarMe paso la hora y media que tengo de bus al salir del trabajo leyéndote. Tus historias son geniales.
Un saludo del norte
Manel
Bestial. Muy bien narrado y muy entretenido a la hora de leerlo. Enhorabuena ❤
ResponderEliminarLo encontre por casualidad y me patecio fantastico. Deberias arriedgarte y hacer un mejor final para Jon y Daeneris que la serie.
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