BRANDON
Salieron
del hospedaje al amanecer. El grupo ya no era muy numeroso debido a que, hacia
la mitad del camino, se había dividido en dos, el que acompañaba a Brandon y el
que escoltaría a Lyanna a Desembarco del Rey.
El viaje era largo, pero la joven parecía contenta ante la perspectiva
de ir a la ciudad. No había parado de hablar durante el trayecto y se mostró
muy animada. Bran también lo estaba, tenía muchas ganas de volver a ver a su
joven prometida para poder intimar un poco más con ella. La anterior visita le
había sabido a poco y, encima, tuvo que quitarse de en medio al pretendiente de
Catelyn. Rió por dentro al recordar la escena del ridículo duelo. La joven
Tully sería su esposa muy pronto y todo aquello quedaría en el olvido.
Quedaban
ya pocas jornadas para llegar a Aguasdulces. Hicieron una parada para que las
monturas se refrescasen. Brandon estaba mojándose la cara en el río cuando oyó
el galope de un caballo y una voz que gritaba. Vio con sorpresa a uno de los
hombres de la escolta de su hermana. Su rostro estaba cubierto de sudor, lo
mismo que el animal, que se veía agotado. «¡Señor, una desgracia, ha ocurrido
una desgracia!» Corrió hacia el jinete y lo descabalgó de un tirón,
agarrándolo por la pechera. «¿Qué estás diciendo? ¿Dónde está mi hermana?» El hombre
jadeaba por el cansancio mientras intentaba explicarse. «Ella… el bosque…» «¡Aclárate o te sacaré las palabras de un puñetazo!» El hombre consiguió
hablar con más claridad. «Señor, vuestra hermana se adentró a solas en el
bosque porque necesitaba hacer ciertas… cosas. Empezamos a echarla de menos y
fuimos en su busca. Tras mirar el lugar palmo a palmo, sólo encontramos esto.»
Le tendió la capa de Lyanna. «¿Ninguna pista, ni huellas que seguir?» Hablaba
con rabia contenida, porque no quería perder el control. Tenía que permanecer
frío para conocer las circunstancias de la desaparición de su hermana. El
jinete le explicó que habían visto un caballo galopando a gran velocidad a lo
lejos. «Parecía un semental de guerra, un animal muy caro. Algo digno de un
príncipe.» ¡Un príncipe! ¿Sería posible…? ¡Rhaegar! Pero no, eso no podía ser.
¿O sí? ¿Cómo había sabido el Targaryen que su hermana iba a Desembarco? Seguro
que tenía espías por todos lados y consiguió información para raptarla. Era
necesario pedir explicaciones.
-Se
reunió con sus hombres y les comunicó el cambio de planes: irían a Desembarco
del Rey a exigir que Rhaegar diera la cara y liberara a su hermana. Si estaba
equivocado, seguiría buscando por todo Poniente hasta dar con ella. Ordenó a un
jinete que fuera a Aguasdulces a excusar su ausencia. De momento no diría nada a
su padre, ni tampoco a Ned y Robert. Quería resolver el problema por sí mismo
sin meter a más gente de la necesaria y sin armar demasiado revuelo. No sabía
que estaba a punto de iniciar algo de lo que hablarían los bardos en un futuro.
Pobre Brandon... no deberia acudir el solo a enfrentarse a los Targaryen.
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